Alguien pregunta la hora adentro de la sepulcral biblioteca.
Todos los lectores
escuchamos la respuesta del interlocutor:
-Son las once cuarenta y cinco, le dice.
Intercambiamos miradas de angustia ante el tiempo que se
des
va
ne
ce.
Buscando un consuelo que el presente no nos regala.
Dibujo de Louise Bourgeois |
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